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Roces. &la= quo;La ciudad nos está comiendo»

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Escrito de: ASOCIACI&Oac= ute;N DE VECINOS SAN JULIÁN

 

Roces está a la expectativa ante la llegada de 10.000 nuevos residentes, que puede propiciar la conversión de la parroquia rural en un barrio urbano

 

 

 

«Siempre tuvimos que protestar, porqu= e en Roces hubo de todo: basurero, perrera, expropiaciones por la Ronda Sur y ahor= a va a haber cuatro torres de 98 metros de altura. Aquí nos han traído todo».


Esta frase de la presidenta de la asociación de vecinos San Julián de Roces, Elena Medina, sintetiza la esencia de este colectivo vecinal, así como el drástico cambio en la concepción = de esta parroquia adscrita a la zona rural, pero que en la práctica con= juga los pocos elementos rurales que aún conserva con los numerosos servi= cios urbanos que han llegado a Roces en los últimos años.

En su afán de preservar el carácter rural de la parroquia, las protestas vecinales se sucedieron ante la llegada de nuevos equipamientos e infraestructuras. «La ciudad nos está comiendo», asegura Medina. De hecho, este marcado carácter reivindicativo se puede obse= rvar en el motivo que originó la fundación de la asociación vecinal. «En junio de 1979 se hablaba de que iban a instalar en Roces= un basurero y la perrera y nosotros nos opusimos. Años más tarde, salimos= en manifestación con bicicletas y burros para que hicieran una pista polideportiva. La conseguimos, pero con la Ronda Sur se lo llevaron todo. Prácticamente nos obligan a protestar», subraya la portavoz vecinal.

El denominador común de estas movilizaciones reside en que los vecin= os de Roces quieren «mantener el poco entorno rural que nos queda». Así, la parroquia cuenta en la actualidad con cuatro barrios bien diferenciados pero muy separados entre sí: Los Caleros, La Pana, La Perdiz y una peque&= ntilde;a parte de La Bra&nt= ilde;a. «Lo que queda en estos sitios es la esencia de la zona rural», = se resignan los vecinos. Y es que aunque San Julián de Roces pertenezca= a la federación de Les Caseríes y t= rate de preservar su carácter rural, su ámbito de actuación abarca tanto zona rural como urbana con una línea de separació= ;n muy definida: la Ro= nda Sur. «La Autov&i= acute;a del Cantábrico partió a la parroquia en dos, y lo que no dividió, lo derribó», inciden los dirigentes vecinales.=

El triple de población
La última preocupación de los 4.392 vecinos de esta parroquia tiene que ver con la llegada de las más de 10.000 personas que vivirán en el área residencial de Roces a partir de finales de este año. «Van a representar el triple de la población = de Roces, así que pensamos que harán una asociación vecin= al aparte, como Montevil. Porque no hay que olvida= r que Montevil, antes, pertenecía a Roces», señala Elena Medina, quien añade que este sentir generalizado= se debe a que «ellos van a tener un centro de salud, colegios y pistas deportivas. Y hasta se está hablando de la construcción de una iglesia en el área residencial».

Pero lo que de verdad molesta a los vecinos es, una vez más, que est= as 4.000 viviendas puedan amenazar el carácter rural de Roces. «Estamos de acuerdo en que Gijón necesita crecer, pero que se reparta la vivienda por toda la bolsa de suelo del concejo. No tienen que p= oner todo en Roces. Queremos mantener el entorno rural y si al final nos convert= imos en zona urbana, reclamamos que tengamos los mismos derechos y servicios, po= rque hay zonas de Roces en donde todavía no hay algunas infraestructuras = como alcantarillado», insisten los vecinos. Además, alertan del pos= ible «colapso de tráfico» que se espera en la zona con la lle= gada de los nuevos vecinos.

Por todo ello los dirigentes de San Julián de Roces concluyen de for= ma rotunda: «Nos están convirtiendo en un gueto».